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viernes, 5 de noviembre de 2010

Reflexión sobre la charla de José Bono

Sin duda, y debido a los contenidos del Máster en Gestión Pública, Liderazgo Político y Comunicación, se esperaba con impaciencia un discurso dirigido y estructurado por aportaciones e iniciativas en materia de modernización administrativa, tales como la profesionalización de la función pública, la evaluación y consolidación de la participación ciudadana y, en el caso concreto del País Valencià, la normalización lingüística de sus dos lenguas oficiales.

En cambio, con un talante entretenido y si me lo permiten, pedagógico, inició su charla mostrándonos su lado más humano, cuotidiano, cercano y trabajador, relacionando los inicios de su actividad política, década de los sesenta, con una vertiente mucho más romántica, luchadora, arriesgada, moral y de resistencia al régimen franquista. ¡Qué años aquellos!

Sus primeras pinceladas sobre la Gestión Pública aparecieron dentro de este contexto romántico y de abultada carga política cuando afirmó que en los años de “escasez democrática” no se pensaba en gestión sino en Libertad. No es de extrañar, por tanto, que en aquellos “maravillosos años” de lucha obrera las emociones superaran ampliamente a las reflexiones. Si es de extrañar que en la actualidad, esas reflexiones sigan los cauces de la negación política.

Lamentablemente, nuestra clase política aletargada y/o acomodada, en la mayoría de los casos, carece del liderazgo político suficiente como para promocionar el cambio en la administración pública. Un cambio de gestión que aportase nuevas soluciones a las demandas de los pueblos del estado español. A cambio, se nos ofrece apatía, descredito, falta de voluntad y poco compromiso por nuestro entorno socio-cultural.

Posteriormente, José Bono se introducía superficialmente en el ámbito de las autonomías afirmando el acierto estratégico que supuso la adopción de esta medida en la etapa de la transición. Dejando en el aire, como si de una suave brisa de verano se tratase, algunas sugerencias de cambio que no entró a valorar en profundidad.

Afortunadamente, concluyó su charla apostando por la cercanía y la eficiencia del político independientemente de su ideología, abrió la puerta al cambio de la ley electoral y potenció los valores de la moderación y la solidaridad entre la clase política.

“Verba Volant, scripta mament”, las palabras se las lleva el viento, lo escrito permanece.

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